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martes, 23 de julio de 2013

6 frases que él no tendría que decir jamás

Él: No comas tanto, te vas a hinchar, y luego dirás que tenemos que hacer dieta.
Ella: Se hincha pero de la rabia.

Él: Que mal aspecto tienes, ¿saliste anoche de fiesta?
Ella: Es martes gilipollas.

Él: Vas un poco provocativa para ir con tus amigas, fiesta, entrevista, evento.....
Ella: ¿Quién eres? ¿Mi padre?

Él: De este amigo no me fío, tiene pinta de ser un embaucador....
Ella: Acéptalo, solo somos amigos.

Él: ¿Te falta mucho? llevas dos horas arreglándote, estás igual que al principio y nos van a cerrar el restaurante.
Ella: ¿Estoy igual? Ponte una película, que en 10 minutos estoy, y no agobies con el tiempo, que es nuestro día de relax

Él: Llegaré tarde que me voy a ver el fútbol con los colegas, pero tranquila, mañana te recompenso tu cumpleaños. ZAS

Con esta frase mueres en cualquier sentido.
Si quieres ver tu foto de carné, busca en google: ruptura, divorcio o virginidad.


viernes, 12 de julio de 2013

Jaque Mate


Desde que nacemos nos pasamos la vida esperando.



Esperando el momento adecuado para decidir.
Esperando la aceptación de los que más te quieren.
Esperando los resultados médicos que tanto te inquietan.
Esperando el contrato de tus sueños.
Esperando que cambien por ti y te demuestren más que la película que tienes montada en tu cabeza.

Esperar, verbo derivado de la palabra esperanza, de la cual precede dolor, agonía, ignorancia, impaciencia, sufrimiento, y en los peores casos, desesperación.


Pensad en el azar, también requiere su espera. En el juego suele haber una esperanza positiva ( en la mayoría de casos) porqué hay dinero de por medio.

¿Por qué no jugamos con el azar?

Sin esperar, sin ilusiones ficticias, sin supuestos deseos u objetivos imposibles, puesto que cuando sentimos esperanza, es porqué solo tenemos peones en el tablero de ajedrez, cuando en realidad necesitamos las piezas claves para derrotarla.

De manera que dejemos que el azar actúe en la mayoría de los casos, porqué cuando uno no espera, la sorpresa que recibe suele ser más satisfactoria.

¿Qué me dices, jugamos?